Después de una etapa muy intensa de actividad parlamentaria como diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid y tras los procesos electorales de mayo y julio de este año he tomado la decisión de regresar a mi actividad profesional como abogada en el ámbito del derecho a la vivienda en el marco de la defensa de los Derechos Humanos.
Mi paso por la política institucional ha estado guiado por la defensa de las causas en las que creo y el compromiso con la decencia y la honestidad como motores de la vida pública. Con ese afán dediqué todos mis esfuerzos junto a miles de simpatizantes e inscritos durante la campaña autonómica en Madrid para revertir la política regresiva que gobierna la región desde hace tres décadas. Tratamos de colocar los cimientos para un proyecto de confluencia política y social prometedor. No lo logramos por muy poco y quiero agradecer, una vez más, la tarea de todas y todos los que se volcaron para hacerlo posible y disculparme, ante todos ellos y ante las 160.694 personas que nos dieron su confianza, por no haber alcanzado el objetivo por el que tanto luchamos. El golpe fue duro para toda la izquierda transformadora en general y expliqué algunas de las impresiones tras la batalla en un artículo el pasado 7 de julio.[1]
La situación política actual contiene elementos de gran complejidad y equilibrios difíciles entre las diversas identidades que participan de la vocación de cambio social. Esto representa una enorme oportunidad de avance para la transformación profunda que necesita nuestro país en ámbitos como la efectividad de los derechos sociales, el feminismo, la lucha frente a la crisis climática, la realidad plurinacional del estado y la mejora democrática. Me atrevería a decir que el éxito colectivo dependerá en gran medida de que primen las mejores tendencias de cooperación entre los diversos actores. Es por esa cooperación por la que siempre he apostado en mi trayectoria.
En los próximos tiempos Podemos va a emprender procesos de renovación organizativa y programática que me parecen oportunos y necesarios. Más allá de las lógicas y necesarias discrepancias que deben existir en toda organización, considero que Podemos y toda su gente (militantes, apreciados compañeros y compañeras que trabajan día a día por una sociedad mejor) siguen siendo uno de los ingredientes imprescindibles para que sea posible el avance democrático en España.
En este período he aprendido, junto a muchas personas dentro y fuera de los partidos, que la ciudadanía no puede permanecer ajena a las instituciones que gobiernan, ni tampoco las instituciones pueden vivir al margen de la ciudadanía que da sentido a su mandato.
Las dinámicas internas de los partidos y coaliciones son necesarias para su funcionamiento democrático, pero no deben ahogar el debate propositivo ni desplazar el papel que juega la sociedad civil como garantía y motor en una democracia avanzada que debe ser construida entre todas, todos los días, desde muchos lugares.
Por todo ello y tras comunicárselo a la Secretaria General de Podemos, Ione Belarra, he decidido cesar en las estructuras y responsabilidades orgánicas que mantenía hasta ahora y lo hago agradeciendo su confianza así como a toda la militancia de Podemos a la que he tenido el honor de representar. Confío en que mi regreso a la abogacía profesional comprometida contribuya a reforzar procesos y luchas sociales que, si se activan y cuidan adecuadamente, tienen capacidad de transformación real e influencia decisiva en el conjunto del sistema.
Siempre he creído que la confluencia, la diversidad y la cooperación al servicio de los objetivos comunes de cambio social marcan el camino para las auténticas revoluciones.
Es en la defensa de las causas justas donde siempre nos encontraremos.