Soy Alejandra Jacinto, abogada, politóloga y activista por el derecho a la vivienda. Hasta hace dos años toda mi vida laboral había consistido en ejercer la abogacía desde la perspectiva social y el compromiso con la defensa de los derechos civiles. He ejercido como abogada del turno de oficio y como socia fundadora del Centro de Asesoría y Estudios Sociales (CAES) entre cuyos méritos está haber logrado el primer dictamen de condena por parte de Naciones Unidas a España por violaciones sistemáticas del derecho a la vivienda en casos de desahucio de familias vulnerables.

 

Como activista le he dedicado la mayor parte del tiempo libre que me dejaba la abogacía a la Plataforma de Afectados por la Vivienda Pública y Social (PAVPS), a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y al Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, que no solo han sido mi mejor escuela, profesional y de vida, sino una de las mayores satisfacciones personales. En esta etapa, que me permitió conocer la indefensión y la vulnerabilidad, un día como letrada en un juzgado y otro como activista en un portal donde se paraba un desahucio, aprendí para siempre el valor de la integridad, de la honradez y de la empatía: valores necesarios para hacer política, valores de cómo yo entiendo que se tienen que representar en las instituciones.

 

En 2017 participé en el grupo de trabajo que redactó la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) por el derecho a la vivienda en la Comunidad de Madrid y, poco después, también fui parte del equipo jurídico que revirtió la tristemente famosa venta a un fondo buitre de nada menos que 2.935 viviendas públicas en la Comunidad de Madrid. 

En mi casa están orgullosos de cosas como que fuera condecorada por Amnistía Internacional en la campaña “Valiente” como defensora de los Derechos Humanos pero el reconocimiento que más me ha abrumado ha sido ser una de las abogadas comprometidas en la que se inspira la película de En los Márgenes de Juan Diego Botto y Olga Rodríguez, porque es un reconocimiento colectivo a la lucha maltratada y silenciada que el movimiento de vivienda lleva una década sosteniendo por el bien común.

Por ello, ahora me alegro de la decisión que tomé en 2021 de aportar al cambio y a la transformación social desde las instituciones entrando como diputada autonómica en la Asamblea de Madrid. Como activista, siempre eché en falta tener alianzas auténticas y fiables dentro de las instituciones para materializar las reivindicaciones de la sociedad civil, aunque ahora esa alianza sería posible.

Dos años después, tengo la responsabilidad de dar continuidad a esa alianza con la sociedad civil siendo la candidata de Podemos – Izquierda Unida – Alianza Verde a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en las próximas elecciones del 28 de Mayo.

Estoy realmente convencida y esperanza de que nuestra candidatura unitaria será la llave del cambio para un Gobierno que acabe con 28 años del Partido Popular y con el fin de construir una Comunidad de Madrid como un hogar que avanza en derechos.